La enfermedad renal crónica (ERC) se define como el daño que modifica la estructura y funcionamiento de los riñones, lo que provoca que pierdan la capacidad de depurar los desechos y eliminar el líquido de la sangre. Estos desechos se pueden acumular en el organismo y perjudicar la salud. Si los riñones dejan de funcionar parcial o totalmente se recomienda que el paciente reciba la diálisis o un trasplante renal.
En el mundo, el número de personas que padecen ERC supera los 190 millones. En México, es un problema de salud pública que afecta a alrededor del 12.2% de la población, ocupando el lugar 11 en la lista de las causas de mortalidad. Es por eso que, en esta ocasión, queremos platicarle más sobre esta enfermedad y su relación con los tratamientos y el virus de la hepatitis C, en conmemoración al Día Mundial contra la Hepatitis.
Existen diversos procedimientos para tratar la enfermedad renal crónica como lo son la Diálisis peritoneal y la Hemodiálisis, la cual permite la limpieza de la sangre a través de una máquina, eliminando los productos de desecho. Una vez terminado este proceso, el líquido viaja de regreso al cuerpo del paciente a través de una vía intravenosa.
Sin embargo, es una realidad que la hemodiálisis es un factor de riesgo para la transmisión de infecciones parenterales, debido a que una persona entra en contacto con las agujas durante el proceso, aunque los métodos mejorados de control de la infección han reducido la posibilidad de que esto ocurra. Aún así, queremos brindarle una mayor información sobre la hepatitis y como esta se puede transmitir.
¿Qué es la hepatitis C y cómo se puede transmitir?
La hepatitis C (VHC) es una infección viral que afecta al hígado, lo que puede provocar una lesión renal aguda o daño renal crónico. Ambos son casos raros, que se producen cuando hay inflamación en los vasos sanguíneos de los riñones, de ahí su relación e importancia en esta celebración del Día Mundial contra la Hepatitis.
Este virus puede causar hepatitis aguda o crónica, que varía en gravedad desde una enfermedad leve hasta una enfermedad grave de por vida, la cual puede provocar cirrosis y/o cáncer hepático. Esta infección crónica afecta a más de 58 millones de personas, generando alrededor de 1.5 millones de nuevas infecciones cada año.
La hepatitis C se transmite por la vía que conocemos como parenteral, es decir, se transmite a través de sangre contaminada o bien, de objetos punzocortantes infectados; también puede transmitirse por vía sexual en grupos específicos de la población.
En la actualidad, la transmisión ocurre primordialmente entre las personas que se inyectan drogas, así como entre las poblaciones que tienen relaciones sexuales de alto riesgo para la transmisión de este virus (prácticas sexuales traumáticas, sin protección).
¿Cómo se puede prevenir la transmisión de la hepatitis C?
A pesar de que, efectivamente, la infección por el virus de la hepatitis C se transmite a través de sangre, actualmente existen estrategias para hacer seguros los métodos que podrían poner en riesgo a las personas de adquirir la infección por el virus de la hepatitis C.
Un ejemplo común es el escrutinio de las personas donadoras de sangre para asegurar que el 100 por ciento de la sangre transfundida es segura. En general, la transmisión de la infección por VHC se previene con:
- Revisión de la sangre donada para transfusión.
- Desecho de los materiales contaminados de personas que viven con el virus de la hepatitis C.
- Escrutinio frecuente de las personas que se someten a procedimientos invasivos, como la hemodiálisis.
- Esterilización de los equipos que se utilizan para los procedimientos quirúrgicos u odontológicos.
Existe una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud para lograr la eliminación del virus de la hepatitis C. Esta política consiste primordialmente en el diagnóstico temprano de todas las personas que viven con el virus para tratarlas y evitar que puedan transmitir el virus a otras, es decir, si se logra la curación de todas los que viven con el virus de la hepatitis C no habría nuevos casos.
En Médica Santa Carmen, en cada una de nuestras clínicas se cumple con la normatividad nacional, así como con las recomendaciones de mejores prácticas internacionales para el manejo de las personas que reciben terapia hemodialítica. Contamos con un equipo de Nefrólogos profesionales que le podrán ayudar.
Como parte de las medidas que se toman se realiza un escrutinio tanto del personal como de todos los pacientes, de manera periódica, para la identificación del virus de la hepatitis C, virus de la hepatitis B y virus del VIH en pruebas de sangre.
Las personas que viven con el virus de la hepatitis C y que requieren terapia hemodialítica reciben su terapia en máquinas aisladas y no se reutilizan sus filtros de hemodiálisis. Adicionalmente, se realizan TODAS las medidas universales, las cuales son importantes para mantener la seguridad de todos nuestros pacientes:
- Desecho adecuado de materiales que contengan sangre o que sean punzocortantes
- Uso de guantes
- Lavado de manos adecuado para la realización de procedimientos
¿Se puede curar la hepatitis C y cuál es su tratamiento?
Sí, la hepatitis C es curable a través del uso de los medicamentos que se conocen como antivirales de acción directa. Hasta hace menos de una década, el tratamiento para el VHC era altamente tóxico y no aportaba los resultados esperados.
Recientemente, el desarrollo de estos fármacos ha resultado en la curación en más del 95% de las personas que los reciben. El tratamiento consiste en la toma de medicamentos entre 8 y 12 semanas y está disponible de manera gratuita en el sector salud.
Si usted desea conocer a detalle las medidas de seguridad que se realizan en Médica Santa Carmen para evitar la transmisión del virus de hepatitis C lo invitamos a agendar una cita en cualquiera de nuestras 11 ubicaciones, a través de nuestro canal de WhatsApp, o bien, pueden consultar nuestros servicios en la página web.